domingo, 17 de abril de 2011

SEMANA SANTA 2011

El domingo 17 de abril  es Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Entramos en la Semana Santa, aún en los últimos días de la Cuaresma de este año. La celebración de este domingo consta de dos partes: la entrada de Jesús en Jerusalén con la bendición de los ramos y la Eucaristía que recuerda al Siervo que sufre, muere y resucita. Las Lecturas están tomadas de: Mt. 21, 1-11; Is. 50, 4-7; Sal. 21; Flp. 2, 6-11 y la lectura de la Pasión según S. Mateo.

Después de la hora nona del Jueves Santo, dejamos la Cuaresma y comenzamos el  Santo Triduo Pascual con el Jueves Santo en la Cena del Señor. Se evoca aquella cena en la que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y Sangre bajo las especies del pan y del vino. Se celebra la institución de la Eucaristía, del Orden Sacerdotal y el mandamiento de la Caridad fraterna. Se proclaman las Lecturas tomadas de Ex. 12, 1-8.11-14; Sal. 115; 1Co 11, 23-26 y Jn. 13, 1-15.

El día 22 de abril es Viernes Santo de la Pasión del Señor. La Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su propio nacimiento y su misión de extender a toda la humanidad sus fecundos efectos, que ese día celebra, dando gracias por tan semejante don, e intercede por la salvación de todo el mundo. Se proclama la Palabra tomada de Is. 52, 13-53, 12; Sal. 30; Hb. 4, 14-16; 5, 7-9 y el relato de la Pasión según San Juan.

Durante el Sábado Santo de la Sepultura del Señor, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte y su descenso a los infiernos.

En la noche de ese sábado, se celebra la Santa Vigilia Pascual, la celebración más importante de todo el año. Es una noche de vela en honor del Señor conmemorando la Noche Santa en la que el Señor resucitó. Esta Vigilia es figura de la Pascua auténtica de Cristo, de la noche de la verdadera liberación, en la cual, "rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo", como se dice en el Pregón Pascual. Las Lecturas son Gn. 1, 1-2.2 con el Sal. 103; Gn. 22, 1-18 con el Sal. 15; Ex. 14, 15-15,1 con el Sal. tomado de Ex. 15, 1-18; Is. 54, 5-14 con el Sal. 29; Is. 55, 1-11 con el Sal. tomado de Is. 12, 2-6; Ba. 3, 9-15. 32-4, 4 con el Sal. 18; Ez. 36, 16-28 con el Sal. 41; Rm. 6, 3-11; Sal. 117 y Mt. 28, 1-10.

La Semana Santa y el Santo Triduo pascual culminan con la celebración del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. Es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo según la carne. La Palabra que se proclama está tomada de Hch. 10, 34a. 37-43; Sal. 117; Col. 3, 1-4 y Jn. 20, 1-9.

¡¡FELIZ SEMANA SANTA!!

                                ¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!




viernes, 8 de abril de 2011

V Domingo de Cuaresma. El Domingo de la Vida

Llegamos al final del recorrido de estos cinco domingos cuaresmales que hemos ido reflexionando como una preciosa catequesis bautismal que nos llevaba de las tentaciones y pecado (I Domingo), al fortalecimiento de la fe (II Domingo), con la presencia del agua del Espíritu (III Domingo) y a Cristo como Luz (IV Domingo), terminando en la Vida y Resurrección, tema de este V Domingo.

La Palabra de Dios nos guía a través de Ez. 37, 12-14; Salmo 129; Rm. 8, 8-11 y Jn. 11, 1-15, que relata la resurrección de Lázaro por su amigo Jesús. Ezequiel, con la imagen de la reanimación, anuncia la reconstrucción de Israel y proclama una vida nueva para el pueblo. El exiliio para Israel fue como una tumba y era preciso que saliera de ella para regresar a su patria como un pueblo nuevo. Jesús restituye a Lázaro a la vida que reposaba en el sepulcro. Esta resurrección es anticipo de la de Jesús y de todos aquéllos en los que habita el Espíritu.

Recogemos un texto de S. Ambrosio, La penitencia, II, 71, que expresa bellamente los sentimientos de este día:

"Dígnate, Señor, venir a mi tumba y lavarme con tus lágrimas: en mis ojos áridos no tengo tantas para lavar mis culpas. Si lloras por mí, me salvaré. Si soy digno de tus lágrimas, desaparecerá el hedor de mis pecados. Si merezco que llores un momento por mí, me llamarás de la tumba de este cuerpo y dirás: 'Ven afuera'. , para que mis pensamientos no queden encerrados en el estrecho espacio de esta carne, sino que salgan al encuentro de Cristo para vivir en la luz; para que no piense en las obras de las tinieblas, sino en las del día: el que piensa en el pecado trata de encerrarse en sí mismo.

Señor, llama a tu siervo que salga afuera: a pesar de las ataduras de mis pecados que me oprimen, con los pies vendados y las manos atadas, y aunque esté sepultado en mis pensamientos y obras muertas, a tu grito saldré libre y me convertiré en un comensal de tu banquete. Tu casa se inundará de perfume si conservas lo que te has dignado redimir".

!A tu grito, Señor, quedamos libres. Feliz Domingo!

sábado, 2 de abril de 2011

IV Domingo de Cuaresma. Domingo de la Luz

El IV Domingo de Cuaresma se centra en el signficado de la luz para un cristiano, como el anterior lo hacía en el agua. La Palabra de Dios de este día se encuentra en el Primer Libro de Samuel 16, 1b.6-7.10-13a, cuando David (figura de Cristo) es ungido rey de Israel; Salmo 22, en el que proclamamos que el Señor es nuestro Pastor y con él nada nos falta; Efesios 5, 8-14, con este versículo para meditar: "Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz; y el Evangelio según S. Juan 9, 1-41, con el encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento.

La narración de este milagro, en el contexto de la fiesta de las Tiendas en las inmediaciones del Templo, revela a Jesús como "luz del mundo". El enfermo no pidió nada. Es Jesús quien le mira. Sólo de modo secundario los discípulos toman la palabra, mientras que el ciego sigue sin decir nada. Y el discurso aborda un tema fundamental: el significado del sufrimiento, que, según la mentalidad de entonces, estaba vinculado al pecado. Jesús dice claramente: "No ha sido ni un pecado suyo ni de sus padres". La ceguera (sufrimiento) indica la situación natural del hombre. Todos somos ciegos de nacimiento.

Es el Médico quien toma la iniciativa. Sus acciones se parecen a las de la primera creación (ej. el barro aplicado a los ojos). Para que el hombre pueda "ver" la luz, se precisa una nueva creación. Jesús da un mandato al ciego quien, a diferencia de Adán, sí obedece. Su obediencia es una gran acto de fe, de total abandono. De él brota una sabiduría que viene de lo alto: sabe dar gloria a Dios con las palabras y con la adoración. Termina afirmando: "Creo, Señor. Y se postró ante Él".

Hacemos nosotros hoy experiencia de este encuentro, próxima la Semana de Pasión y Gloria de Jesús y decimos: Cúranos, Señor Jesús, con el leve rozar del dedo de Dios y con la Palabra que abre los ojos y corazones a la luz. Envíanos, Señor Jesús, a la perenne piscina del bautismo de vida nueva. Manifiéstate, Señor Jesús, luz gozosa poniendo sobre nuestros labios el grito del ciego curado: "¡Creo, Señor!".