"Preparad el camino, Jesús llega"
Como resultado de lo vivido en el I Domingo en el que se nos exhortaba a la vigilancia, deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor. Desde luego, esto deberá ser extensivo a todos los grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como son la familia, el grupo, el colegio, el trabajo, la universidad, la comunidad parroquial, los vecinos, etc.
Adviento quiere decir Dios que viene, porque quiere que «todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4). Y esa salvación nos invita a todos a una preparación penitencial. Por eso una de las actitudes propias de este tiempo es la conversión, y esta fue también nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Ya en esta segunda semana, la liturgia nos lleva a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparad el camino, Jesús llega" . La llamada del Bautista a la conversión es dar una nueva dirección a nuestra mente, disponerla para percibir la presencia de Dios en el mundo, cambiar nuestro modo de pensar, considerar que Dios se hará presente en el mundo en medio de nosotros.
Por esta razón es necesaria una preparación interior, es necesaria la conversión. Convertirse es siempre volverse de... para volverse a Jesús como Salvador, para tener salvación y Vida Nueva. Es dejar morir al hombre viejo, al pecado, a la carne; caminar y ascender hasta la total transformación en Jesús. La conversión es un ejercicio permanente en la vida del cristiano.
Ya en esta segunda semana, la liturgia nos lleva a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparad el camino, Jesús llega" . La llamada del Bautista a la conversión es dar una nueva dirección a nuestra mente, disponerla para percibir la presencia de Dios en el mundo, cambiar nuestro modo de pensar, considerar que Dios se hará presente en el mundo en medio de nosotros.
Prefigurando a este profeta del Cordero de Dios, está el profeta Isaías. En sus palabras resuena el eco de la gran esperanza que confortará al pueblo elegido en tiempos difíciles y trascendentales, en su actitud y sus palabras se manifiesta la espera, la venida del Rey Mesías. Él anuncia una esperanza para todos los tiempos. En nuestro tiempo conviene mirar la figura de Isaías y escuchar su mensaje que nos dice que no todo está perdido, porque el Dios fiel en quien creemos no abandona nunca a su pueblo, sino por el contrario, le da la salvación.
Por esta razón es necesaria una preparación interior, es necesaria la conversión. Convertirse es siempre volverse de... para volverse a Jesús como Salvador, para tener salvación y Vida Nueva. Es dejar morir al hombre viejo, al pecado, a la carne; caminar y ascender hasta la total transformación en Jesús. La conversión es un ejercicio permanente en la vida del cristiano.
¿Cómo preparar el camino? y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios. Se impone tomar conciencia de la novedad que debemos dejar suceder en nosotros, es decir, que el Señor sea Él, el Rey y Señor en nuestras vidas.
¡FELIZ II DOMINGO DE ADVIENTO QUE MIRA A MARÍA INMACULADA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario