martes, 4 de enero de 2011

Solemnidad de la Epifanía del Señor

En este Tiempo de Navidad, nos acercamos hoy a una Fiesta cargada de ternura y de generosidad. Si preguntamos hoy a cualquier niño qué es lo que celebramos, nos dirá que hoy es el día de los Reyes Magos, que es día de regalos y juguetes y que ellos los reciben porque también el Niño Jesús recibió regalos de esos Magos de Oriente. Y esto que piensan los niños es verdad y se corresponde con el Salmo y con el Evangelio que se proclama este día: “que se postren ante él los reyes y le ofrezcan sus dones”. “Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.

Pero lo que los niños no alcanzan del todo a percibir es el sentido religioso profundo que en sí encierra esta Fiesta. Por eso, no hemos de olvidar que hoy celebramos la Epifanía del Señor. Todo el Tiempo de Navidad es una continua epifanía o manifestación de Dios a los hombres. Empezó con sus padres; siguió con los pastores, con los ángeles, con Simeón y con Ana. Pero lo hermoso del día de hoy es que Dios Niño se revela, se da a conocer a todos los hombres, incluso a los que no creen en él.

La salvación que nos ofrece Dios en su Hijo Jesucristo, que comenzó con su nacimiento, es para todos, no sólo para el pueblo judío, para los apóstoles o los seguidores de Jesús en todos los tiempos. Es para todos. Lo explica S. Pablo a los Efesios: “también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio”. Esto se representa en el Evangelio con la venida de unos Magos de Oriente, gentes que no son hebreas. Por eso, esta fiesta tiene un profundo contenido misionero. “Id y predicad”.

¡FELIZ DÍA DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR!

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